Menos apesta para todos
El sistema detectaría sustancias químicas en el aire circundante y alteraciones desagradables, o malos olores. El objetivo principal debe, lógicamente, coincidir con el reconocimiento de toxinas, contaminantes y niveles de monóxido de carbono.. A pesar de esto, la patente habla de la capacidad de reconocer olores, y ya sabemos dónde terminará esto en términos de marketing.
Fecha galante? Verificamos si el usuario apesta aliento o las axilas. ¿Reunión de trabajo? Escaneamos la habitación para ver si hay aire viciado.. Sin duda, podría ser una buena característica, pero del iPhone 11 esperamos mucho más que un sensor que detecte el olor. Desde el diseño, sobre todo , y desde el sector fotográfico, al que apunta el mercado asiático con vehemencia.